Messi se sienta en el banquillo y todo es diferente. Argentina(comprar camisetas de futbol replicas Argentina) puede certificarse. Lo cuidó en Montevideo, en el clásico partido ante Uruguay(comprar camisetas de futbol replicas Uruguay). Despegó hasta el último cuarto de hora. Y lo extrañaba. Ganó un partido para celebrar, es cierto. Sin su genio, su costo de juego es demasiado alto, lo que también es cierto. También es obvio: estos son los tiempos que disfruta la albiceleste. Incluso si no es digno de la victoria, aumentará la victoria. Así que todavía queda un paso para el Mundial. Ahora se ha ido a Brasil …
Contrariamente a todas las señales de la vez anterior, incluidas las palabras de Lionel Scaroni, esta vez Messi empezó a sentarse en el banquillo tras llegar a un acuerdo con el técnico unas horas antes del partido. En ausencia de su fenómeno, el juego es tanto una novedad como un desafío para esta nueva Argentina.Sitio web-www.camisetasdelafutbolreplicas.com puedes conseguir réplicas camisetas futbol 2021 2022.
En 75 minutos sin Messi, los campeones estadounidenses crearon un gol admirable inspirado en Di María, controlaron un rato el juego y descansaron con la seguridad de Draw Martínez y Cuti Romero. Ellos también sufrieron de todos modos. Fue Uruguay el que partió con una decisión total, obsesionado por borrar su última imagen gris, con el propósito de vengar el baile y la derrota sufrida en el monumento hace más de un mes, en una noche uruguaya rara e inusualmente cálida.
Argentina parece estar viviendo en una era de conspiración con el destino. En estos momentos, los cambios de partidos y las circunstancias puntuales son siempre favorables. De lo contrario, es imposible explicar por qué ganó durante el descanso.
Desde el principio, Martínez se empató en el minuto 4, y Nandez completó una gran salvada mano a mano. Luego, en el otro extremo de la cancha, Dybala reprimió a Pickres en la salida y se topó con Di Maria, quien fue suspendido de una grieta por Fidio desde un ángulo. Uruguay pudo haber liderado 1-0 temprano, pero Argentina lideró 1-0 temprano. Qué detallado.
Hubo un tiempo en Argentina para afrontar esta situación, pero no hubo profundidad ni muchas ideas. DePaul tiene cierta discreción. El suplente de Messi, Dybala, no tiene casi nada. Hasta que Uruguay volvió a la escena en un tiempo abrumador al cabo de un cuarto de hora. Godin dribló el balón desde atrás, la intensidad fue muy fuerte en el medio, y molestó al volante argentino que no pudo controlar el balón.
Suárez lanzó una volea al poste y su rebote izquierdo falló. Más tarde, Lucho le dio a Vecino un hermoso pase, pero la resolución del volante no confiaba en el cuerpo de Martínez. Argentina fue rodeada pero resistió. Uruguay no debería perder.
La Albiceleste echó de menos a Leo y la capacidad de regatear, manejarlo, atraer oponentes y luego liberarlo mediante la transferencia correcta. Al final del descanso, Dybala jugó por molestias musculares, Messi no jugó, pero Joaquín Correa jugó. Al rato, otras dos modificaciones apuntaban a encontrar el balón y retenerlo un rato: Alejandro «Papu» Gómez y Lautaro Martínez y Ángel Correa de Angel Di María.
Además de los tiros forzados y desviados de Pickres, Uruguay sufrió mucho daño en la segunda mitad. Le falta juego, le falta refinamiento. Todo trató de hacer esto empujando, pero ya no daba tanto miedo como antes. Argentina creció con cambios, se deshizo del encierro y se acercó a las dos ocasiones de Joaquín Correa con un disparo desviado de «Papu» Gómez, uno bloqueado por Bentancourt y el otro bloqueado por Mouslera.
Con Messi reemplazando a Loscelso en el último cuarto, nada ha cambiado mucho. Uruguay finalmente hizo un intento típico. Para confirmar que no debía perder, creó tres oportunidades más, todas de Agustín Álvarez, solo cabe cabecear desde arriba, y un disparo desde fuera controlado por Martínez, disparo desviado y ancho.
En los últimos minutos Leo apenas jugó, aunque en la prórroga, tras la excelente actuación de Huevo Acuña, se quedó con un balón cerca de la luna nueva, pero ejecutó bien en el larguero. Ese no es el mejor Messi. Está muy limpio. Ahora habrá que ver cómo llega el martes al clásico, nada menos que contra Brasil.